Sunday, September 1, 2019

¿Se jactará el hacha contra el que con ella corta?


Sion Y Jerusalén, 1 de Septiembre del 2019











¿Se ajactará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se exaltará la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el bastón levantase a los que lo levantan! ¡Como si levantase la vara al que no es leño!

Por tanto, el Señor Jehová de los ejércitos enviará aflaqueza entre sus robustos, y debajo de bsu gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador.

Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.

La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá aalma y cuerpo, y vendrá a ser como enfermo que desfallece.

Y los árboles que queden en su bosque serán tan pocos en número que un niño los podrá acontar.

 Y acontecerá en aaquel día que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel.

 El remanente avolverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.

Porque aunque tu pueblo Israel sea como las aarenas del mar, el remanente de él bvolverá; la cconsumación decretada drebosará justicia.

 Pues el Señor Jehová de los ejércitos ahará la consumación ya determinada en medio de toda la tierra.
Isaias 10:15 -23

BABILONIA ESPIRITUAL A CAIDO, A CAIDO
A SIDO TALADA



Provincia de DURA


Y estas fueron las visiones de mi cabeza estando en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol cuya altura era grande.

 Crecía este árbol y se hacía fuerte; y su altura llegaba hasta el cielo, y se veía desde los confines de toda la tierra.

 Su follaje era hermoso, y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían, a su sombra, las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él todo ser viviente.

 Vi en las visiones de mi cabeza, mientras estaba en mi cama, y he aquí que un vigilante y santo descendía del cielo;clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol y cortad sus ramas; quitadle el follaje y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él y las aves de sus ramas.

Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y sea su parte con las bestias entre la hierba de la tierra.

Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete atiempos.

 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y el veredicto por la palabra de los santos, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da y que constituye sobre él al más humilde de los hombres.

Yo, el rey Nabucodonosor, he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque está en ti el aespíritu de los dioses santos.

Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, se quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos le turbaban: El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te odian, y su interpretación para tus enemigos.

 El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya altura llegaba hasta el cielo, y que se veía desde toda la tierra,

y cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y había en él alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas habitaban las aves del cielo,

tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste poderoso, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu adominio hasta los confines de la tierra.

Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Derribad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y sea su parte con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo que ha venido sobre mi señor, el rey:

Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes y con el rocío del cielo serás mojado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da.

Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, ello significa que tu reino seguirá siendo tuyo después que entiendas que es el cielo el que gobierna.

Por tanto, oh rey, acepta mi consejo y rompe con tus pecados haciendo justicia, y con tus iniquidades haciendo amisericordias para con los pobres; pues tal vez sea prolongada tu prosperidad.

Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor.
Al cabo de doce meses, paseando por el palacio real de Babilonia,  habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi grandeza?

Aún estaba la palabra en la boca del rey cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, oh rey Nabucodonosor: El reino ha sido aquitado de ti;

y de entre los hombres te echarán, y con las bestias del campo será tu morada y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo tiene dominio sobre el reino de los hombres, y a quien él quiere lo da. 
\
 En aquella misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila y sus uñas como las de las aves.

Mas al fin del atiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, porque su dominio es sempiterno y su reino, de generación en generación.

 Y todos los moradores de la tierra son considerados como anada; y con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra hace según su voluntad; y no hay quien bdetenga su mano y le diga: ¿Qué haces?

 En ese mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis consejeros y mis nobles me buscaron; y fui restituido a mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.

Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas y justos sus caminos; y él puede ahumillar a los que bandan con soberbia.

Daniel 4:

Killing Me Softly